Será mejor
dejar las cosas como están,
dejarlo libre,
salvaje, natural,
con la
tranquilidad del fracaso
y el cariño
de los pasos en falso,
de los
suspiros que recomendar.
Hay que ser
sensato
para no
acabar
sin sentido
sin salud,
ni mal;
para dejarse
llevar
por el olvido
el desatino,
la mar.
Será mejor
dejar las cosas como están,
sentarse solo, a contemplar
antes de que
cambien
o me hagan
cambiar.
Respirar
fuerte,
como una
amenaza,
un alivio por
sufrir,
o un don que amaestrar.
Y es que no
hay amor medible
ni promesas
que recordar;
No hay
historias terribles
ni paraísos que
perseguir
si no hay hombre
que tema,
que sepa que
todo tiene que morir
que pueda amar en oscuridad.
Será mejor
dejar las cosas como están,
moribundas,
predecibles,
sin interaccionar.
Sean como
sean,
grises, tónicas,
sin que se dejen
dejar llevar.
Al fin y al
cabo, besarla
con mis
labios,
la haría
fea,
o peor,
accesible
doméstica,
que se pueda controlar.
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