martes, 16 de diciembre de 2014

Rutina y Resaca

El piso de arriba

Otra vez igual. Se oyen gritos en el piso de arriba; gemidos, otra vez. Miro el reloj. La llamo al móvil: el contestador, otra vez. El vecino grita, se oye un jarrón caer. Miro el reloj. Vuelvo a llamar. El contest¡llaman a la puerta! Abro ansioso. Es ella; de nuevo. Trae los tres primeros botones descamisados y la boca manchada. Parece semen. Miro el reloj. Le pregunto: Silencio, otra vez. La agarro. Grita. Se cae el bolso y de él un pintalabios, pastillas y una jeringa. El vecino de abajo de queja del ruido. Le respondo con tres zapatazos. Uno. Dos. TrCoge el móvil. Parece intentar llamar. La empujo, y cae. Los gemidos en el piso de arriba aumentan. Voy hacia ella. Se limpia los labios, se baja la falda. La cojo por el cuello. Voy a matarla. Morada, agarra la jeringa y la inyecta en mi muslo: A veces se me olvida que vivo en un ático.

Mundo Interior
Cuando se tiene más mundo interior que exterior, tienes dos opciones, creer ser un genio o asumir ser un fracasado.

Religión
Por fin he encontrado la religión verdadera: Me voy a hacer budista, y con 'budista', me refiero a 'una paja'.

Rutina
Un fracasado es aquél que sólo sabe romper la rutina por medio de la obsesión. La obsesión. Por la obsesión. Por medio de la obsesión. La obsesión…



Beso Mortal
Tus besos me dan tos
y la lengua se me atraganta;
los labios se me agrietan
las barbillas no se tocan
y nuestros dientes se insultan.
Los paladares se retraen
la saliva nos inunda,
y las campanillas, desnudas, se caen.
Rebosa mi boca con un humus verde,
se deshinchan mis pulmones
se me encoge el cerebro
y en un beso, ¡ay, en un beso!
puedo masticar la muerte.

Vejez
Siempre que pienso en la vejez acabo llegando al mismo pensamiento: Menos mal que la tercera edad es la última.


Gracias
El único que lenguaje que tenemos en común todos los seres de este mundo es la violencia, y la única guía, le religión. Por eso, escóndete: Nos matará la fe daremos gracias a Dios.


Aburrimiento
Dios salió de mi vida porque se aburría.

No nos soporto
No soporto a la gente: La mayoría son como yo. Con esas prisas, ojeras y cicatrices, como si la vida no fuera con ellos o le estuvieran haciendo un favor, existiendo, al universo. A veces los observo por no mirarme a mí mismo, y siempre acabo confirmando mi amor por la soledad, sólo para perderlos de vista, para ganar en visión. Y no crean, los odio tanto como me odio a mí mismo, de hecho, a veces incluso aprovecho nuestro contacto, siempre frío y cordial, para darles cuerda confiando en que se ahorquen con ella; pero para algunos las indirectas sólo cobran sentido cuando pierden la dirección. Aún así no los culpo, al fin y al cabo, yo soy uno de ellos y, partiendo de la base de que soy la persona más importante de mi vida, comprendo que ésta sólo puede ir a peor. Digamos que si la vida es una tómbola habrá que hacerse ludópata. Digamos también que nunca se me dio bien eso de perder(me). No, todo ese rollo no va conmigo; yo soy la antesala de un Dios hundido, la proyección de un pasado erróneo y un futuro perdido. Y sé, sin querer parecer trágico, que no hay remedio sino castigo, y que, no se alerten, el único capítulo que ya sólo puede darle emoción a mi/nuestra vida, es la muerte.

Comunismo
Sólo podría creer en el comunismo cuando vea un baño público por más de una semana.


Juan Íñigo Gil
Diciembre14


martes, 2 de diciembre de 2014

3 Cuentos de Navidad: El muerto, la paja y la rubia.


'Winkel'
Winkel es nuestro perro muerto. Lo tenemos en el jardín, evaporándose al sol. Me encantaría poder enseñártelo pero mejor será que no vayamos a verlo ahora por el olor que desprende; aunque si te asomas por la ventana puedes verlo entre el moho y los hongos. Si se mueve no te asustes, es siempre por el viento. Yo puedo pasarme horas mirando ese efecto óptico cuando no echan nada por la tele. Fíjate en los escarabajos que le han anidado la nariz y el contraste entre sus uñas amarillas y sus ojos verdes. En realidad se conserva bastante bien para llevar dos años ahí, sigue teniendo el pelo gris y aún le queda una oreja. A veces se me olvida que ya no está vivo y le lanzo por la ventana las sobras del almuerzo, lo que explica los espaguetis entre sus patas. ¡Ah! Y no te preocupes por los vecinos, dejaron de notar el olor el Verano pasado, justo cuando se mudaron. Mira, si afinas el ojo puedes verle los nidos de las golondrinas en sus ingles. Estamos pensando en aprovechar eso para Halloween, ya que pueden pasar por cuervos y asustar a los niños. En Navidades nos las apañaremos también para vestirlo de Papá Noel o algo. Quizás hasta los crucifiquemos por antojo de mi nieta 'para que salga guay en la próxima actualización del Google Earth'. Por si te lo has preguntado, el rabo se lo corté la semana pasada y lo tengo guard¡Abuelo! ¡¿Con quién estás hablando?! ¡Me envía mamá para preguntarte qué hace este mechón de tu pelo en el salero!


El Milagro
Qué apuro cuando se me presentó aquel ángel y me pilló masturbándome. En mi defensa diré que tampoco debió sorprenderse tanto, ¿qué esperaba al presentárseme un Martes a la tres de la madrugada en el baño? Lógicamente yo intenté taparme pero resultó imposible con tanta tanta luz y tanto viento celestial bajado del cielo; fue algo así como darle las largas a un conejo (erecto). Además, no es que sea yo muy sibarita, pero para mí que iba provocando. Con esa túnica ceñida que le dejaba las piernas al desnudo, aquella voz, esas manos finas... Joder, si es que las visten como putas. Y se supone que son seres asexuados, ojo, que no asexuales, y uno además nunca fue un ferviente devoto de la religión, más bien un vetado efervescente; dándose así la fórmula idónea para seguir, disculpe mi lenguaje, obrando mi propio milagro en el retrete y ante la mirada de aquel ser celestial. De perdidos al río y del pecado al éxtasis. La verdad es que no sé qué hizo mientras yo acababa, lo hacía con los ojos cerrados y me lo imaginaba aplaudiendo a los pies de mis pantalones por la rodilla. Lo cierto es que al abrir los ojos ya no estaba. Me dejó, como buen acto religioso (o como si de una mujer se tratase), cansado, manchado y en ridículo.
No obstante, si bien ya parece ésta una historia surreal, el verdadero milagro fue, cuando a la mañana siguiente, al hacer de vientre y leer el bote del champú, había escrito en el lugar de los ingredientes: 'No te preocupes, buscaremos a otro como nuevo mesías. Tú no dabas la talla'. Y por eso, doctor, por eso mismo, es por lo que he venido en busca de tratamiento quirúrgico, hasta Dios se ríe de mi micropene. 


 
Manué y Jozé
- Mare mía Manué, mira la que viene por la esquina.
- No traigo las gafas Jozé, ¿Quién, la rubia?
- Aro hombre, la del escotazo y bolso blanco.
- Ojú Jozé, esa va que chorrea. Qué barbaríá; con ese cuerpo me hacía hasta creyente; pasaba yo la ITV y hasta la UCI.
- Pero mira qué cuerpo Manué, te apuesto mil pesetas a que no lleva bragas. Qué tetas Manué, pa alimentá a una piara entera ella sóla.
- Cállate Jozé que creo que me estoy empalmando, que no me pasaba hace meses.
- ¡Milagro! ¡A tus setenta y en pie! ¡Ahora levántate y anda; y de paso tráeme tabaco!
- Ofú compare, que no es broma, tengo los calzoncillos mojaos de tanto mirarla.
- Normá, si es que cada día la visten más putas. Espera, que le digo algo: ¡Rubia! ¡Me van a salir a salir cayos esta tarde de tanto pensar en ti!
- Rápido Jozé, déjame el abrigo que no aguanto
- ¿Ahora?, ¿con los cincuenta grado que hace Manué?
- Ahora mismo, que me la echo por encima y me hago una paja, que no aguanto má. La próxima ve te toca a ti.
- ¿Pero qué dice Manué, si estamo en mitá de la plaza?
- Trae pa'acá Jozé, cago en dió.
- Enga ya rápido Manué, que ya no se tiene edad pa esto
. . .
- Acaba rápido Manué, a ver si me da tiempo a mi también.
- Que se va Jozé, dile argo, entreténla, que tardo dos minutos. Atráela un poco que no la veo bien
- ¡¿Y qué le digo Manué?!
- Grítale Jozé, copón, pareces nuevo, dile algo bonito
- ¡¡¡Rubiiiia!!! ¡Hacía gárgaras con tu coño! ¡Me corría hasta en tus hijos!
- ¡Sigue Jozé, sigue, no pares!
- Ehh.. ¡Te metía hasta la prótesis!
- ¡Ya Jozé, ya acabó!
- Shh, que viene compare, que viene, ¡tápate copón!
- ¿¡Pero es que no le da vergüenza!? ¿No es capaz de cortarse con esos gritos ni con mis hijos delante, usted y su amigo el rar...¡¡PAPÁ!!?

jueves, 27 de noviembre de 2014

Iba de camino

Iba de camino a una fiesta de chinos japoneses o coreanos nunca supe diferenciarlos. Es extraño porque aquí en el pueblo solo aparecen alemanes ingleses franceses y algunos españoles que francamente están locos. Pero allí estaban. Una gran horda de chinos japoneses o coreanos había inundado el pueblo. Ciertamente me siento agradecida del momento en el que los vi perdidos y decidí ayudarlos a encontrar su hotel. Me siento agradecida porque ahora tengo un cheque de regalo para comprar sesenta y dos posters de Sakura bambú arroz sushi tai chi budismo minsogak y hanboks para pegar en mi pared y así esconder las grietas que provocan sobre los cimientos de la casa las raíces del árbol que plantamos en el jardín.


 Y en esto estaba cuando ante mí se abrió la explanada. Allí estaba Ella majestuosa vestida de gala. La luna llena iluminaba la ría. De repente, el tiempo se detuvo. Podía sentir el aire, ya ni había viento, y las comas no se iban volando. Como en un sueño, la luz de la luna se reflejaba sobre el agua y dibujaba un surco que parecía un camino. El halo alcanzaba la Otra Banda y el océano que había más allá. Me puse de puntillas con la curiosidad de cien ojos gatunos y observando atentamente, recorriendo el halo de la luna llena, pude vislumbrar el desierto del Sahara. Miles y miles de kilómetros que desde esta distancia se adivinaban centímetros. Y así, tan vasto, liso y a la vez ondulado, forzando la vista como nunca, vi el halo alcanzar la Antártida. O eso supuse, porque aquello brillaba como un sol.

Ya había empezado la odisea y tenía que continuarla. Aunque me matara. La curiosidad movía oleajes de adrenalina por mis venas. Escudriñando aún más el camino de la luna, pude ver, en un océano blanco, un gran barco, enorme, con sus velas izadas. La bandera pirata descansaba en lo alto del mástil. Esbocé leve y pícara sonrisa. Los corsarios jugaban a beber y a rodar las botellas de ron sobre la cubierta congelada.


Necesitaba llegar más lejos. Necesitaba hurgar más con la mirada, así que forcé la vista una última vez. Desconcertada, logré atisbar grandes masas de tierra verde.  Montañas. Más verde. Y en un último esfuerzo, vi a mi abuelo escocés sentado en los escalones de su casa, observando el trabajo exitoso que había realizado en su jardín. Dejé que mi corazón se derritiera un poco. Solo un poco. A cuanto estuve a punto de rendirme y quedarme con esta última visión, pude divisar, en la final tentativa, mi espalda.




Claudia G. Thomson

miércoles, 19 de noviembre de 2014

'Del Amor a la Ninfomanía sólo hay dos Dedos'


'Del Amor a la Ninfomanía hay dos Dedos'
 

Distancias
Estoy condenado como hombre a no poder intimar jamás con el amor de mi vida, resulto fatal en las distancias cortas: siempre me corro enseguida.
 

Juicio
'En mi defensa diré, señor juez, que siempre que voy buscando el amor, acabo follando con condón y sin dignidad.'

 

Alergia
Sólo en Primavera la puta moquea más por arriba que abajo.
 

Ninfomanía
Porque se vive peor con dedos de frente que con dos dedos en el coño.

 

Carta Antisuicidio
Habrá que vivir por amor hasta encontrarle sentido de verdad a la vida.

 

No hay

No hay amor para curar esta compañía
ni compañía que cure esta soledad.
No hay soledad sin depresión
ni ésta sin una melancolía
de un tiempo que nunca llegó.
Ya no hay libertad, ni miedo, ni vida;
no hay ni rezos, ni risas,
sólo rastros,
restos,
los rostros,
el perro sin el amo,
y el amo sin el dios.
Y entre tramos, tramas y trampas,
pactos y paces
ratas y rotos;
ya solo, ya sólo quedo yo.

 

Consejo de un Padre Ninfómano

Ahora que vuestra madre y yo tenemos la custodia compartida, aprovecharé esta media hora los Martes y Jueves que el juez me ha dado con vosotros para daros consejos de hombre a hombre. Antes de nada quiero que sepáis que no actuaré como el típico padre que quiere sacar lo mejor de sus hijos, de hecho lo único que quiero que saquéis de vosotros mismos es semen. Así que respirad en paz, esto no será un cursillo moralista donde se os dirá que nunca aceptéis un 'no' por respuesta, aunque eso incluya al sexo anal. Sin más preámbulos (no somos mujeres): Hijos míos, hay que cuidar el amor. Y es que el amor, aparte del placebo de la soledad, es la manera más barata de encontrar sexo. Y hay que ser bueno en el sexo, ya sabéis que no es más hombre quien más usa la mente sino quien mejor usa los dedos. Esto debéis pillarlo cuanto antes, debéis aprender de vuestro padre (para eso estoy), que la primera vez que se comió un coño se paró a preguntarle a la fémina si se comía o se chupaba. No os dejéis engañar, recordad siempre que en el amor hay que meter literalmente de todo menos la pata; que hasta al nihilista se le convence con sexo. Y si queréis un consejo, para cotejar a la mujer sólo hace falta un piropo sincero (una mentira creíble), como el que me valió a mí para trincar a vuestra madre: 'Carmela, sabes que yo te quiero de verdad, con el amor por delante y el pellejo para atrás'.  Y en cuanto al sexo, y con esto acabo (me espera una de vuestras madrastras), sólo tenéis que aprender a manejar dos técnicas: la de la autocompasión, y la de regatear el precio.

¡Hasta el Jueves!

 

 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Ojos de bisel

Tengo momentos guardados tan grabados en mí que pueden leerse sobre mi piel. Llegar al taller, muy temprano, antes que ningún rayo de sol siquiera, y ponerme a trabajar con el mismo tesón mecánico con el que tictaqueaban los relojes en las paredes. Ordenar todas las herramientas aunque ya estuvieran ordenadas. El mismo niño de ojos claros y cabello oscuro y enredado que venía cada día para que le arreglara su pequeño reloj de bolsillo; aquel mismo reloj que su padre, cuando era niño, también venía a pedirme que restaurara, y con la misma triste expresión con que les respondía a ambos, les decía que aquel reloj nunca resucitaría.

También guardado tengo el quizás recuerdo de estar tomando el café en la terraza de Ermisinda, y ver corretear por la plaza el fantasma del hijo que nunca tuve. También llegar muy tarde a casa y encontrarme al perro durmiendo en mi cama en el lugar en el que debía estar durmiendo mi difunta esposa. Es extraño, porque sé que tuve esposa, que la amé más que nada en el mundo, y que me atormentaba cada noche sin ella; pero no tengo memoria alguna de ella.

Parece que podrían ser retazos de sueños repetidos, delirios o simplemente una historia que leí en algún libro o la historia que alguna vez quise escribir. O quizás, quién sabe, se traten de retazos de mi anterior vida…



                                                                                                                                      Claudia G. Thomson

sábado, 1 de noviembre de 2014

'Toda la Vida Así'


Toda la Vida Así
Toda la vida así,
como un frenesí descafeinado,
un cordero por degollar
o un coño al que escupir.
Con los ojos saltones y la boca pegajosa, like Buscemi,
con menos valores que valor
y con esa obsesión vital de vivir lo soñado:
como Maradona con la coca
o Madonna con los rabos.
Vivir así,
con una vida mediocre
sin medios ni mitades,
ni miedo, ni malabares,
y en la que todos mis ídolos se avergüencen de mí.
Sin más; como la Virgen y el semen
o Mafalda y la sopa,
confundiendo melancolía con depresión
y perdiendo para no llegar a la meta;
sabiendo aún así, que la peor parte de perder,
es siempre, justificar la derrota.         

jueves, 30 de octubre de 2014