martes, 2 de diciembre de 2014

3 Cuentos de Navidad: El muerto, la paja y la rubia.


'Winkel'
Winkel es nuestro perro muerto. Lo tenemos en el jardín, evaporándose al sol. Me encantaría poder enseñártelo pero mejor será que no vayamos a verlo ahora por el olor que desprende; aunque si te asomas por la ventana puedes verlo entre el moho y los hongos. Si se mueve no te asustes, es siempre por el viento. Yo puedo pasarme horas mirando ese efecto óptico cuando no echan nada por la tele. Fíjate en los escarabajos que le han anidado la nariz y el contraste entre sus uñas amarillas y sus ojos verdes. En realidad se conserva bastante bien para llevar dos años ahí, sigue teniendo el pelo gris y aún le queda una oreja. A veces se me olvida que ya no está vivo y le lanzo por la ventana las sobras del almuerzo, lo que explica los espaguetis entre sus patas. ¡Ah! Y no te preocupes por los vecinos, dejaron de notar el olor el Verano pasado, justo cuando se mudaron. Mira, si afinas el ojo puedes verle los nidos de las golondrinas en sus ingles. Estamos pensando en aprovechar eso para Halloween, ya que pueden pasar por cuervos y asustar a los niños. En Navidades nos las apañaremos también para vestirlo de Papá Noel o algo. Quizás hasta los crucifiquemos por antojo de mi nieta 'para que salga guay en la próxima actualización del Google Earth'. Por si te lo has preguntado, el rabo se lo corté la semana pasada y lo tengo guard¡Abuelo! ¡¿Con quién estás hablando?! ¡Me envía mamá para preguntarte qué hace este mechón de tu pelo en el salero!


El Milagro
Qué apuro cuando se me presentó aquel ángel y me pilló masturbándome. En mi defensa diré que tampoco debió sorprenderse tanto, ¿qué esperaba al presentárseme un Martes a la tres de la madrugada en el baño? Lógicamente yo intenté taparme pero resultó imposible con tanta tanta luz y tanto viento celestial bajado del cielo; fue algo así como darle las largas a un conejo (erecto). Además, no es que sea yo muy sibarita, pero para mí que iba provocando. Con esa túnica ceñida que le dejaba las piernas al desnudo, aquella voz, esas manos finas... Joder, si es que las visten como putas. Y se supone que son seres asexuados, ojo, que no asexuales, y uno además nunca fue un ferviente devoto de la religión, más bien un vetado efervescente; dándose así la fórmula idónea para seguir, disculpe mi lenguaje, obrando mi propio milagro en el retrete y ante la mirada de aquel ser celestial. De perdidos al río y del pecado al éxtasis. La verdad es que no sé qué hizo mientras yo acababa, lo hacía con los ojos cerrados y me lo imaginaba aplaudiendo a los pies de mis pantalones por la rodilla. Lo cierto es que al abrir los ojos ya no estaba. Me dejó, como buen acto religioso (o como si de una mujer se tratase), cansado, manchado y en ridículo.
No obstante, si bien ya parece ésta una historia surreal, el verdadero milagro fue, cuando a la mañana siguiente, al hacer de vientre y leer el bote del champú, había escrito en el lugar de los ingredientes: 'No te preocupes, buscaremos a otro como nuevo mesías. Tú no dabas la talla'. Y por eso, doctor, por eso mismo, es por lo que he venido en busca de tratamiento quirúrgico, hasta Dios se ríe de mi micropene. 


 
Manué y Jozé
- Mare mía Manué, mira la que viene por la esquina.
- No traigo las gafas Jozé, ¿Quién, la rubia?
- Aro hombre, la del escotazo y bolso blanco.
- Ojú Jozé, esa va que chorrea. Qué barbaríá; con ese cuerpo me hacía hasta creyente; pasaba yo la ITV y hasta la UCI.
- Pero mira qué cuerpo Manué, te apuesto mil pesetas a que no lleva bragas. Qué tetas Manué, pa alimentá a una piara entera ella sóla.
- Cállate Jozé que creo que me estoy empalmando, que no me pasaba hace meses.
- ¡Milagro! ¡A tus setenta y en pie! ¡Ahora levántate y anda; y de paso tráeme tabaco!
- Ofú compare, que no es broma, tengo los calzoncillos mojaos de tanto mirarla.
- Normá, si es que cada día la visten más putas. Espera, que le digo algo: ¡Rubia! ¡Me van a salir a salir cayos esta tarde de tanto pensar en ti!
- Rápido Jozé, déjame el abrigo que no aguanto
- ¿Ahora?, ¿con los cincuenta grado que hace Manué?
- Ahora mismo, que me la echo por encima y me hago una paja, que no aguanto má. La próxima ve te toca a ti.
- ¿Pero qué dice Manué, si estamo en mitá de la plaza?
- Trae pa'acá Jozé, cago en dió.
- Enga ya rápido Manué, que ya no se tiene edad pa esto
. . .
- Acaba rápido Manué, a ver si me da tiempo a mi también.
- Que se va Jozé, dile argo, entreténla, que tardo dos minutos. Atráela un poco que no la veo bien
- ¡¿Y qué le digo Manué?!
- Grítale Jozé, copón, pareces nuevo, dile algo bonito
- ¡¡¡Rubiiiia!!! ¡Hacía gárgaras con tu coño! ¡Me corría hasta en tus hijos!
- ¡Sigue Jozé, sigue, no pares!
- Ehh.. ¡Te metía hasta la prótesis!
- ¡Ya Jozé, ya acabó!
- Shh, que viene compare, que viene, ¡tápate copón!
- ¿¡Pero es que no le da vergüenza!? ¿No es capaz de cortarse con esos gritos ni con mis hijos delante, usted y su amigo el rar...¡¡PAPÁ!!?

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