Vincent 11º Parte.
Bernard había tomado a Julie de la mano y la sentó en uno de
los sofás de la chimenea, después se dirigió a la estantería que quedaba justo
al lado del sofá y cogió una pequeña cajita de madera con adornos e incrustaciones,
talladas en marfil, caoba y pan de oro.
Se sentó en el sofá de enfrente y cogió la copa de vino, que
había dejado a medias durante la cena, tomo una profunda bocanada de aire, y
una vez que lo había expulsado se llevo la mano al interior de la camisa y se
quito el colgante que solía llevar puesto. Del mismo colgaba una pequeña llave
plateada y medio oxidada.
-Verás Julie, esta pequeña caja que reposa en mis manos, fue
un recuerdo que me traje de Alemania, la compré en una antigua tienda de
decoraciones, con el objetivo de guardar en lugar seguro mis ahorros, el tiempo
que iba a estar fuera de casa mientras me sacaba la carrera de Idiomas.
-Con el tiempo me encariñe tanto de esta caja, que me pareció
horrible manchar su interior con algo tan sucio como podía ser el propio
dinero. El dinero cambia de manos, viaja, mata, es una propiedad que siempre
alberga una amenaza subyacente.
-Así que pensé en utilizar esta caja como cofre de los
recuerdos y de las cosas importantes de mi vida y de las personas que quiero.
Entre las que te encuentras lógicamente tú.
Abrió la caja y saco una pequeña carpeta-archivador que
contenía documentos delo más variado, acciones legales, fotos en blanco y
negro, un puro de una boda etc.
-Ya…pero por favor explícame lo de mi supuesto antiguo
nombre.
-Voy, haber…empecemos las cosas por donde hay que empezarlas
y esclarezcamos todo esta extraña situación. ¿Recuerdas que mamá se fue de casa
verdad?
-Si claro, mamá dijo que su trabajo no le permitía estar en
casa todo el tiempo que quería, y que sufría una gran tristeza, así que
prefería marcharse y restablecer su vida. Al menos eso fue lo que tú me dijiste
el día que te encontraste su armario vacio.
-Sé lo que dije…pero es que con tu edad de 6 años no podía
decirte otra cosa, al igual que hasta ahora, he estado ocultándote ciertas
verdades, hasta que adquieres una edad adecuada para las asimilación completa
de todas ellas.
-Tengo 17 años papa…
-Fíjate…cómo pasa el tiempo, e incluso todavía me parece
demasiado pronto mi amor…
-¡Me da igual!, ¡Me estoy enterando ahora de que toda mi
vida resulta haber sido una sucia mentira!, y quiero saberlo absolutamente
todo.
- Está bien, como te Iba diciendo, tu madre no se fue de
casa por trabajo, sino porque toda mi atención estuvo siempre dirigida hacia ti,
cada paso que dabas, cada halito de aire en tus noches en vela, eran para mí
motivo de atención. Llegaste a nuestras vidas como un tesoro caído del mismo
cielo. Y lo último que quería era perder ese regalo tan oportuno.
-¿Pero entonces mama no me quería?
-Claro que te quería, solo que cada uno de nosotros lo hacíamos
a nuestra manera, la cuestión es que hay
ocasiones, en que esas maneras chocan tanto que se inhabilita por completo el
fin común que las dos partes buscan,
- ¿Y se puede saber, que fin era ese?
- Ese fin no era más que tu felicidad.
-Sigo sin entender nada papá…vale mamá se fue, hasta ahí quiero
querer entenderlo, pero que eso de mi nombre ¿ Violetta?
- Verás mi amor, la foto que encontré en tu cuarto
representa a la misma persona, que la foto que venía rebujada contigo entre
paños y mantas.
-¿Cómo?, ¿Paños y mantas?
Veras mi amor, por
desgracia entre tu madre y yo nunca tuvo cabida el fruto de la vida, después de
casarnos, e intentar por todos los medios tener un bebé. Visitamos al médico y
nos dijo que tu madre padecía una enfermedad denominada endometriosis que la
hacía estéril casi al cien por cien, después de que fuese operada quedó por
completo estéril.
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