lunes, 28 de abril de 2014

Wendy te odio, Wendy me odias

 Wendy te odio  - Wendy me odias 

Hoy me he levantado, un precioso día nublado cae con aplomo sobre el jardín, un frío seco me hiela los huesos, mis labios se visten de morado con esta temperatura y mis dientes juegan a bailar y chocarse entre ellos. Mi espalda danza entre mil escalofríos y el mármol parece un colchón perfecto para volver a la realidad, cada poro de mi cuerpo gime y se estremece, llorando volver a la calidez, pero no me importa, así está bien.

Cinco paredes le han pegado una paliza a mis manos, mientras estas chillaban, que por favor parasen su incontrolable violencia, profundos moratones entonan frases para evidenciarlo. No sé si Wendy quiere verme hoy, no se sí Wendy está de humor para contarme otra de sus historias, la última  vez  me dijo “ hey espera, tengo una nueva queja”, así que la dejé dormir un poco más, liada entre las sábanas de mi cama. Pero hoy no, ambos nos necesitamos.

Tengo miedo de que vuelva a enfadarse, tengo miedo de que vuelva a gritar hasta quedarse muda, pero me da igual, su cabeza   ya reposa en mi abdomen, y siento como el latido de mi corazón se enrabia contra ella, no podría decirte si ella me buscó a mí, o yo a ella, da igual, siempre me pegó bocados en los dedos con sus finos cabellos.

El techo de la habitación está manchado de odio, no importa, siempre seguirá así, sería extraño que no lo estuviera, te acostumbras al color blanco, al vacio de su textura, al desencanto de sus formas y sobre todo a él danzar de los fotones sobre él.  Sé que Wendy está cansada, ayer fumamos marihuana juntos, y eso la agota más todavía, lo sé. Ayer fue  un martes marrón para los dos,  estábamos discutiendo en Do menor y me arrancó el alma una vez más, partió mi voz, y yo la partí a ella, siempre fue humilde y otoñal, nunca trató de destacar, pero yo la incitaba a pensar, a rajar el aire con su voz, la incitaba a formar parte de mi odio, la incitaba a recibir mis golpes. Quise evitarlo, pero es demasiado exótica, me atrae, me llama y voy, siempre empezamos hablando, pero es inevitable chillar.

No sé si me ha perdonado, no me importa, ahora la acaricio con la fragancia inconfundible del mayor séptima y parece tranquilizarse, se que Wendy tiene miedo de salir ahí fuera, y que algún subnormal bajado de tono intente someterla a un estúpido análisis, que solo hará que su creatividad se reduzca, pero es fuerte, al menos eso es lo que me cuenta ella, a veces llegó a pensar, que todo mi dolor es su dolor, y que cuando uno de los dos calla el otro habla.

Seguramente se esté preguntando porque intento hablar con ella, cuando ya ha amanecido, y el sol no ha pillado bailando nuestro vals personal una vez más, apuesto a que Wendy también piensa que el mundo es una mierda, por eso últimamente sus palabras se distorsionan en el ambiente, pero da igual, es perfecto, es perfecta, somos perfectos, llorar juntos nunca fue tan bello. Sé que morirá conmigo, si no la destrozo antes.

Villagrán14








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