domingo, 13 de abril de 2014

'Compilación'

'Los monstruos también queremos querer'
Eres tú mi trauma favorito, la música la terapia y la violencia el refugio. Hablo desde mi cueva, a oscuras y afilando las garras, con mi piel de lagarto y mis ojos de oso. Como un reflejo difuso, señorial, exquisito, con un complejo de Edipo mayor que el de Jesucristo y bañado en mil lamparones de semen que me llegan hasta los calcetines. Y te miro, al fondo, atada, cálida, y no sé si estoy a ciegas o deslumbrado. Tú, que tan bien te sienta gritar así, que pareces comprender que los monstruos también queremos querer, recuerda mi cara cuando te resople en la nuca, no la pierdas, y entiende lo bien que combina el color de las cenizas con el del carmín de tus labios, la belleza en el contraste del verde de mis tripas con el azul de tu ojos, del negro de mi agonía con el gris de tu calma, mi querer quererte y tu resistencia a ser querida.

'Fluir'
Que fluya, como los ruidos a oscuras del cine o por la garganta el café. Los ruidos de ultratumba, como la sangre al río o el silbido entre las paletas de una niña. 
Que escape, dulce, impasible, como agua por el desagüe o el humo en la ciudad, como las letras de Dylan, los ecos roncos en la caracola de la mar. La revolución en las calles, la seda por los muslos o el suicidio en el lavabo. Como un brote de sangre, la vida, cuesta arriba, fluyendo boca abajo.



'Religión'
La vida es un don y yo muy torpe, por eso Dios, líbrame de mí antes de que lo haga yo a mi manera.

'De(s)precio'
Háblame de libertad comiendo en un McDonalds o de Dios en la cama.
De la paz desde las trincheras y la igualdad desde un palco.
Habla de medidas, luchas de clase y economía mientras tomamos un tinto
y luego dime, cariño, sinceramente, por cuánto se la chuparías a Clinton.


'Ayunas'
'Lo que perdemos con el tiempo es lo que ganamos con la muerte' Pensaba fumando en ayunas, deseando por fin ganar algo.

'Puta'
La 'puta' no lo es por cómo se viste sino por cómo se desnuda.


'Memoria'
Estoy deseando que inventen la memoria táctil para poder dejarte ir.


'Con-tacto'
La vida me tiene el mismo trato que Mazinger Z haciéndome un tacto rectal. ¡Puños fuera!.


'Sexo oral con una monja'
Cuando lo abrí aún olía a sacristía antigua y sin embargo allí no encontré nada sagrado, aunque bien  reconozco que aquello debiera ser como abrir la tumba de Jesucristo al tercer día, porque el olor era similar. Tenía el tacto recio, como de retablo mal pulido o la entrada al arca de Noé. Me apresuré a soplarlo como soplaban los antiguos dioses, a lavarlo con saliva como Jesús a los discípulos y a toquetear mientras se retorcía como un arbusto ardiendo, ansioso, como esperando una nueva plaga. Mientras oraba como sacándole brillo a las puertas del cielo se me ocurrió el chiste de que  aquello valdría como prólogo de la biblia, y puestos a pensar, me imaginé que Dios debió hacerlo parecido con María, pero mucho peor, ni comparar en tareas mecánicas mis manos de pianista con su pico de paloma. Mientras tanto, ella pareció haber aprendido la lengua de Sodoma y Gomorra de golpe por las cosas que susurraba. Si la vieran las demás hermanas, antes de unirse al festín, la acusarían de exorcismo. Juro que no debiera hacer más calor en el infierno que bajo es sotana ni tierras más blancas que las aquellas carnes. Paré de repente al escuchar un grito que juraba 'Ave Purísima', y tras pensar el chiste 'más bien Conejo Bendito' -siempre fui muy chistoso-  resulté bañado en aquella pila bautismal. Era la primera vez que la Iglesia, tras darme de comer, me invitaba al postre. Salí empapado de entre esos muslos de mármol como patas de Cordero, y al alzar la mirada como un ser piadoso, como el que espera un perdón divino, me encontré a aquella hija del Demonio resoplando, colorada y con el pelo suelto, bebiendo de vino tinto sagrado y pidiéndome un piti.
Alabada sea la carne, Sor Magdalena.


Juan Íñigo Gil
Abril14

No hay comentarios:

Publicar un comentario