sábado, 19 de abril de 2014

'Consejos de un padre'

A mis hijos entrego un mundo donde las frases de autoayuda evitarán la tercera guerra mundial, se tiene más compenetración con la lista de reproducción aleatoria que con tu pareja y la única forma de tener medios es partirse por la mitad. Que disfruten como su padre de que ser ateo signifique ser valiente y por ende un rebelde, de que tengan más ordenada la biblioteca del iTunes que la vida y que Google sepa más de ellos que su madre. Que no lo intenten cambiar pero sobre todo que no lo entiendan. Que se refugien en el arte, la comida o el sexo, o que emigren al centro de Europa, entre los muslos de Merkel, o que se refugien en la farlopa, pero que no lo intenten cambiar, que no sean tan necios.

Y aturdidos, cuando se hayan convertido en unos monstruos más, si quieren mi consejo les diré que no merece la pena ser un hijo de puta amargado si no lo sabes expresar de manera incómoda. Por ejemplo, yo siempre he vivido con la sensación de que la vida se me estaba constantemente corriendo en la cara y ni aún así quedaba satisfecha. Que encuentren, con humor, en el arte la humanidad, en el sexo la divinidad y en el amor la escusa. ¡Ah , el amor, el amor es importante, es la manera más barata de llegar al sexo y no acabar en la cárcel!. Que cuiden el cuerpo y no hagan como su padre, que el único ejercicio durante su juventud fueron las pajas en el baño. Deben entender que la religión es el negocio del tormento y que no hay más cielo que el del paladar cuando el chocolate no se quiere despegar. Última hora, la Iglesia reconoce que si la paja dura menos de 5 minutos no es pecado, es un chiste. Que aprendan a querer (y sobre todo a odiar inteligentemente) o en su defecto a escribir. A fin de cuentas, que se mueran antes de que tengan que matarse y recuerden que el fanfarrón de su padre también vivió como el Guardián entre el Centeno, sólo que él no tenía nada que guardar en un mundo donde había centeno para todos.


Juan Íñigo Gil
Abril14

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