viernes, 10 de enero de 2014

'Ser o no ser'

Soy. Tan feo que me ducho a oscuras, mi lado favorito de la cama, una mitad a medias a medida con mi conciencia. Soy la muerte temblando ante Muhamed Ali, De Niro frente al espejo, 'Are you talkin' to me?'. Me gusta vivir aunque se me dé regular; perdido, efímero y nauseabundo, en un vida donde es más importante el ritmo que el rumbo. Y la mejor parte de mi está censurada como la peor de Jesús o el porno del Plus, y propongo, cadena alimenticia: vosotros me coméis los huevos y yo me como los mocos. Profeta y proxeneta, astronauta y gigoló; la muerte es la meta, el arte el motor. Desayuno con anfetas, vida fácil, sin dolor; poniendo la vida patas arriba para ver qué guarda bajo la falda... Soy los resto de mi, las ansias de ti. Desengañémonos, no sé quién soy, pero tampoco me importa.

Eres. Una vida sin colores, una muerte sin matices, la oscura golondrina que acabó en el arroz a falta de perdices. Con el orgullo del argentino y la suerte del español; un colibrí lento, cocaína mojada. Contigo las palabras se niegan a rimar, el silencio es silencio por miedo a oírte hablar y la lencería se vende en la farmacia. Contigo el verbo amar se conjuga hasta a la mitad, y no te cabe en la boca lo mucho que te quiero. Sin jugo ni juego, mudo, desnudo, un mulo entre muros, un cornudo en un zulo. Con honorarios y sin honores,  con mala memoria al recordar la última vez que te regalaron flores.

Es. Nariz fina y ojos indiscretos, sin precio. Habla con voz aguda, como si quisiera disimular las palabras. Gobiernan lunares en su frente y fantasmas en su espalda. Ojeras de Enero, moño, barriguilla sexy y pliegues al reír. Y desmenuza el aire con esa mirada, y cala, y deja goteras, y la paran los turistas, le rezan los curas y le ceden el paso los trenes. Bendita locura, es como echar un polvo y luego dormise con una canción de cuna, es desayunar cocaína y que no te cunda la mañana. De labios estrechos que se rozan tímidamente, que no son conscientes del tesoro que custodian, de la maldición que me persigue. Es la razón del instinto, un superlativo de los sentidos. Insisto, es diluvio y gota fría, ahogo y luego calma, es silencio mojado, nubes de metal, marea verde... Es todo lo que tengo, porque no me queda nada.

Somos. La caricatura de la deshonra, los leotardos de una monja. Somos carne de un cañón sin hambre, una orgía en un enjambre. Con corazón de cartón – piedra, ignorando que realmente nunca hemos necesitado modas para vernos incluidos en la mierda. Somos los únicos animales que comen sin hambre, beben sin sed y que cuando les viene el instinto sexual... Se hace lo que se puede. Capitalistas por sistema, y perdimos el único Cash que valía la pena. Somos el defecto de Dios, una vida en un sinvivir, la esperanza descarrilada, los hombres depilados y las mujeres desesperadas. Somos demasiados para acabar en tablas, en los juzgados, en guerras, en puntos suspensivos...

Sois. Pezones calientes devorados por labios de mantequilla. Mi reino republicano, poesía en los lavabos. La niña de los ojos de un tuerto, tartamudos oradores; la paja del ciego. El quinto Beatle en rehabilitación y la tragedia de apellidarse 'Borbón'. Sois quiénes podéis después de lo que os quedó ser: Desbordantes, como un bocado de nata, como un escritor por inercia cuando escribe y no sabe qué decir; los besos torpes, la política en sobres, nieve en un Abril desahuciado. Sois ponerse guapos para que os besen con los ojos cerrados.

Son. La clase con menos clase; almas atrofiada, kamikazes en París. Son guerrilleros sin poesía, líderes con alevosía: puro habano, chalé y piscina. Pijama color naranja – Guantánamo. Son estrellas a las que sacarle brillo, demócratas que debaten con un cuchillo y entre chillidos y chinchillas, una ardilla puede recorrer todo el congreso saltando de silla vacía en silla corrupta. Son políticos de ultratumba, la valentía acobardada y la libertad con multa; corazones sin velcro, noches sin broche, reproches a Dios. Xenófobos, mentirosos y ricos, y aún no sé con qué sentido ni en qué orden, como que haya  menos gente haciendo el frente que apoyando a Madrid 2020. Firman la sangre en las trincheras y los bolsillos llenos de arrogancia, por cobrar por el transporte en ambulancia. Insanos y sin sanidad, con espada y sin justicia, sin amenazas, pero con policía...
Se debe vivir bien con trampas y sin tramposos, haciendo de la democracia un tongo, siendo el líder opresor de un pueblo, cada vez más tonto.




Y es que la vida consiste en morir con las botas puestas cuando ser o no ser no es la cuestión, sino la respuesta.



8/1/14
Juan Íñigo Gil

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