miércoles, 14 de agosto de 2013

Ruedas dentadas

Zacarías nunca lo supo, pero esa cucharada de la rica sopa que había preparado su madre no llegó a su boca. Juliette no pudo averiguar quién era el asesino en el capítulo de Se ha escrito un crimen que estaba viendo aquella tarde, porque se congeló la imagen. Y ella también. El despertador de Katherine no sonó, por lo que no tuvo que despertarse una mañana más con mal humor. Ni tuvo ni pudo. La bala que estaba a punto de atraversarle nunca llegó a tocar el cuerpo de Sentwali, ni siquiera se separó un centímetro más del fusil del que había salido disparada milisegundos antes. Aun así, no podríamos decir que por ello disfrutó más de su vida.

En alguna parte, un mecanismo había dejado de funcionar. Concretamente, el muelle que impulsaba un peculiar juego de engranajes se había destensado completamente, y no hubo nadie allí para darle cuerda antes de que sucediera. La más singular de las piezas, rotulada con el nombre "instantes", en letras plateadas, era un finísimo hilo líquido del cual nadie podía decir si estaba compuesto de minúsculas gotas o si era un flujo continuo. Ésta impulsaba una serie de engranajes dentados con los nombres de "microsegundos", "segundos", "minutos", "horas", "días", "años" (con un mecanismo corrector especial para los bisiestos), "siglos", "milenios" y finalmente "eones", que era una gran piedra ovalada y rudimentaria con forma cambiante.

Cuando llegaron los operarios encargados de la máquina, trataron de reaundar la marcha, pero les fue imposible darle cuerda ahora que absolutamente todo estaba parado. La esfera de Petri rotulada "Universo de prueba #10748" había dejado de funcionar, y nada restablecería el curso del tiempo.
- Jefe, ¿qué hacemos?
- No sé... Apaga y enciende, seguro que funciona.





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