miércoles, 14 de agosto de 2013

Clockland parte 3

    Clockland 3º parte 



-¿Cómo te llamas pequeño?

El relojito se sacó el chupete azul de la boca y entre gimoteos infantiles acertó a pronunciar    “Tim”. El público se deshizo en una tremenda ovación por la ternura que les inspiró aquel pequeño reloj tan tierno.

-¡Míralo Steven! , es todo un logro que con esa edad haya alcanzado ya la inmortalidad ¿no te parece?.
- Si bueno, no me parece muy adecuado que le den un título tan gigantesco a un reloj que ni siquiera es consciente de su cometido en la vida.

- ¡Pero qué grotesco eres Steven!, más quisiéramos nosotros poder dejar de trabajar ya, son muy pocos los afortunados que pueden disfrutar de tales oportunidades. Y como buenos relojes debemos alegrarnos por ello, venga va alegra esa cara, te recordaba mucho más alegre en el instituto.

Podría haber contestado a Margaret perfectamente, pero apostaría a que la hubiera chafado y hubiese provocado que se largara dejándome un bofetón en el vidrio. Aunque me encantaría haberle soltado un “pues yo te recordaba menos odiosa en el instituto”.  Si soy completamente sincero Margaret y yo tuvimos siempre un rollito raro en el instituto, estaba claro que había química entre nosotros, pero nunca llegamos a resolver esa tensión amorosa que tanto hacía que nos atrajésemos, me acuerdo  que Margaret había sido el típico Viceroy tímido que andaba perdida por los pasillos, nos conocimos y nos hicimos amigos, pero fue entonces cuando apareció ese cabeza-hueca de Jack-clock , la absorbió de tal manera que la había convertido en lo que veis ahora , una reloj estúpida sin conocimiento de causa y moral.

-Bueno ya lo han escuchado señoras y señores, “ Tim” el nombre de nuestro campeón de campeones , como medida extraordinaria vamos a proyectar la foto que denota el triunfo de nuestro querido Tim , es una ocasión que lo merece y que pasará a la historia .

El auditorio se oscureció y la gente estaba expectante y armando un grandioso estruendo de palmas y halagos en voz alta. De repente la imagen de la gloriosa victoria de Tim apareció en la pantalla.

SILENCIO.

REPITO.

SILENCIO.

 Esa palabra es lo único que resonaba entre la multitud ahora acallada y con el corazón encogido, tan solo el tic-tac de todos los presentes resonaba tímidamente entre las mesas y los veladores. Nadie enunció palabra, frase o ruido… todo se concentró en aquella imagen. Una imagen que se quedaría grabada de por vida en el reflejo de mi esfera, una imagen que me enmudeció y paralizo como un veneno lento y doloroso.

Villagrán13

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