Tan únicos como nosotros
1º Parte
—
Dime algo bonito
—
Me tiraría tu alma.
—
¿En serio?
—
Sí, supongo que sí…
—
Me gusta
—
Lo sé, por eso lo he dicho…dime tu algo
—
Imbécil…
—
Atrevido, pero insuficiente…
—
Estúpido
—
No, eso se acerca demasiado a la realidad, no me
vale
—
Desde luego que eres tonto…
—
¿Ves?, eso ya está algo mejor
—
Si tenemos que ponernos a hacer comparaciones,
aquí solo hay una negada, y soy yo…
—
Ya lo que tu digas, ¿Sabes algo que me pone de
ti…?
—
No, ¿el qué?
—
Pues, tienes un aire gigantesco a la guitarrista
de Elástica, así con el pelo corto anaranjado
y con cara de amargada
—
Esa tía parece lesbiana…
—
Si lo es o no, me da igual, esta buena, y te
pareces a ella, no me jodas para un cumplido que hago…
—
Estás borracho, como una cuba
—
¿Yo borracho?, eres tú la que no suelta la
cerveza, mírala, está casi vacía y ya nos hemos cargado dos, sobre todo
tú…abusona
—
Venga ya, las he pagado yo, y yo decido cuando
beber…
—
¿Ves?…si es que eres dulzura pura…
—
Bah
—
Me encantaría tener aquí la cámara de super-ocho y grabarte, así con un foco con exposición
saturada, sobre tu cara, incluso te tiraría algo de agua en el pelo, sería
divertido la verdad…
—
Me pregunto ¿Cómo coño ves belleza, en estar
metido en la bañera de una casa abandonada, bebiendo cerveza y tirados entre
polvo y los restos de ladrillos?
—
Bueno, hay más belleza que otras partes, la
verdad
—
¿Ha sí? , ¿Qué hay de bello aquí, que no
encontremos fuera también?...si todo es igual de feo al final, no me comas la cabeza
—
Bueno, piénsalo aquí al menos, aunque estemos
rodeados de paredes maltratadas, armarios rotos y restos de vida por el suelo,
podemos estar tranquilos y simplemente “Estar”
—
Yo puedo estar en cualquier sito haciendo lo que
quiera, me importa bastante poco el resto del mundo…
—
Sabes que no es verdad…pásame la cerveza anda
—
Toma, está caliente ya…
—
Haa…¿En serio? Pues le van a ir dando… ¿No hay
más botellas? ¿Cuántas hemos comprado?
—
¿Tan borracho estás que no sabes ni eso?
—
¿Qué dices?, voy al coche a coger la otra
botella
—
Ni hablar, esa la habíamos comprado para
llevarla a casa de Rodry, déjate te lo digo en serio
—
¡Que no…que te has bebido la anterior casi tú
sola y me has dejado lo caliente!
Sale torpe de la bañera y se tropieza con un trozo de
azulejo
—
¿Ves?, ¡si estas como una cuba!
—
Déjame en paz
—
¡Ni de coña, esa botella se va a quedar donde
está! — Se levanta rápida de la bañera
—
¿Las llaves están puestas verdad?
—
¡Es el coche de mi padre, no tengas huevos de
tocarlo!
—
¡Tarde! — Echa a correr escaleras abajo,
agarrándose por el pasamanos
—
¡la vas a liar, te estoy advirtiendo, estate
quieto!
Entre escombros y matorrales que se habían dispuesto aleatoriamente
por toda la casa, devolviéndole a la naturaleza el terrero que se le había
arrebatado, los pies de Obey se esforzaban en sortear cada trozo de palé, con
puntillas oxidadas que se iba encontrando
a su paso, cable pelado y cada roca. Los pastizales y cardos, habían
crecido mucho y se pinchaba la chaqueta con algunas espinas.
—
¡No, no te subas al coche!
—
¡Tarde otra vez!— subió y cerró la puerta con el
pestillo
—
¡Maldito Ingles de mierda, sal de ahí! ¡Obey!
—
Sorry,
¿Can you repeat please? , I’m from England, I don´t speak in Spanish — contestó
con una sonrisa burlona
—
¿Y encima
me vas a bacilar?, ¡Mira sal del coche a la de yá, o te vas a llevar la torta de tu vida Obey!
—
¡Admítelo, esta cerveza es mía! —cogió la
cerveza de la guantera y comenzó a bebérsela
—
¡Ho dios…! ¿pero qué haces?
—
Pues beber, ¿De verdad creías que no lo haría?
—
¡Pero si las he comprado yo, que estas morado
ya!, ¡y no entiendes!
—
Bah, me da igual, he traído justificante
expreso…
—
Te has vuelto completamente loco ¿De qué coño
hablas?
—
Yo he puesto la mitad del dinero en gasolina
para ir a casa de Rodry
—
¿Qué…? Ha…tan pesetero y agarrado como siempre,
me das asco inglesito de pacotilla
—
Anda sube al coche, vámonos
—
¡Pero si no tienes carnet, baja ya!
—
Vale, toma coge la cerveza, no me vallas a dar
—
¡Venga sal ya!— se bajo del coche y se montó por
el otro lado
Una vez subidos, se arranca el coche y Raquel saca un
paquete de Chesterfield de debajo del asiento
—
¿Pero qué? , si me dijiste que no tenías tabaco
—
Mentí
—
¡Dame uno por favor!
—
Ni de coña ahora te bebes la cervecita y me
dejas en paz, y que sepas que vas a comprar una botella en el pueblo cuando
lleguemos
—
¡No es justo!
—
Lo siento,
no es mi problema — Puso la radio y metió primera dirección casa de
Rodry
—
En Fin…
La noche está cayendo y las primeras gotas de relente asoman
por el limpiaparabrisas del Citroen, el
cual las escupe lentamente por la luna hasta salir volando por los extremos,
después terminan muriendo en el polvo del albero.
Villagrán14
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