lunes, 24 de febrero de 2014

Our wasted time 7º parte

Our wasted time 7º parte 

La decoración es minimalista pero invita a la paz y la tranquilidad, las paredes están  pintadas de un color añil muy suave, que combinado con los grandes tragaluces y ventanas, permite una iluminación proporcionada y adecuada para cada rincón. En algunas paredes hay pequeños acuarios empotrados en  la pared, los peces abundan por doquier, éstos son de colores también muy suaves, azules y esmeraldas sobre todo.

 Los pasillos son amplios y tienen algunos detalles decorativos con formas redondeadas y cornisas en forma de enredaderas, que se enredan por las paredes de las escaleras dándole forma al pasamano. Con relativa frecuencia, hay pequeñas cristaleras con repisas, dónde se exponen los diferentes premios que Live and Dream ha ganado a lo largo de su historia como organización. Todos los premios tienen una pequeña entradilla en su parte inferior redactando el motivo de su obtención.

     No hay mucho personal por aquí, resulta extraño—puntualizó Ariel cuando terminaron de subir a la tercera planta

     Es cierto, se ve que lo que dijo el Señor Robert era completamente verdad

     ¿El qué es cierto?

     Pues que éste sitio, tiene unos horarios sumamente restrictivos, basta con observarlo un poco, el silencio abunda por cada esquina…hay serenidad

     Vale. ¿Dónde vamos ahora?, ¿Sólo te ha dicho la planta?, ¿Ni habitación, ni nada?

     Eso es lo que me extraña, no me dejó dicho nada mas, y a juzgar por las apariencias, este sitio parece serio, no sería de recibo que dos clientes se quedaran a expensas de su intuición para encontrar su destino

     Bueno, busquemos algo que se llame “ Sala de despertar o algo por el estilo”, nunca he estado aquí antes

Perdidos por las instalaciones de Live and Dream,  Ariel y Sharon se precipitan de puerta en puerta, tratando de poder encontrar  la su madre. Pero la tarjeta electrónica no responde en ninguna de las puertas, cansados de buscar, se sientan en un pequeño salón.

     ¡Esta tarjeta es una mierda Sharon!

     Lo dices como si la culpa fuera mía, a mi me dieron la tarjeta y unas instrucciones claras, no pretendas que sea una guía, que me sepa al dedillo cada rincón de este sitio

     ¡Es que se supone que debías de saberlo, eres tú quien hablo con el enfermero!

     Siempre igual…maldito imbécil, ¿Tanto te cuesta dejar a una lado tu orgullo…y colaborar un poco?

     ¿Colaborar?, no sé cómo te atreves a  nombrar esa palabra, siempre vas a tu bola, te conformas con lo mínimo y cuando hay problemas, justificas su presencia con excusas baratas, yo he sido desde el principio el que ha mirado por mamá, siendo el hermano pequeño…

     Siempre metes a mamá por medio, parece que la quieras rifar o algo, no hay una sola vez que hablemos, en la que no termines comparándote conmigo y metiendo a mamá en todo, da la sensación de que compitas…para ver quien la atiende mejor, ¿Acaso eso tranquiliza tu conciencia? ¿Es eso Ariel?, ¿necesitas restregar constantemente, lo que haces para intentar convencerte de que vas en el camino correcto? ¡Porque yo ya estoy harta de ser tu chivo expiatorio!, ¿Porqué siempre tengo que ser la diana de todas tus males?

Una puerta magnética se desliza a la mitad del corredor de la tercera planta, y unos pasos acelerados, pero rítmicos se acercan a Sharon y Ariel. Ambos se miran todavía, mientras que la tensión de sus gestos se relaja forzadamente, por lo embarazoso de la situación, alguien ajeno los había oído chillar y les sacó los colores, sobre todo de Sharon.

     Buenas tardes, soy Emily, disculpen la espera, ustedes deben ser parientes de la Señora Rachel

     Si somos sus hijos, hemos estado intentado abrir las puertas con la tarjeta, pero no funcionaba

     Naturalmente, esa tarjeta solo abre la puerta principal, sería muy estúpido que una misma tarjeta abriera todas las puertas

La contestación de aquella chica, resulta un tanto ofensiva y particular, pero Ariel prefiere obviarlo, ya ha discutido con Sharon antes, y lo último que le apetece es involucrarse en una nueva pelea, por algo que tan siquiera le resulta importante.

     Si hacen el favor de acompañarme, les llevare junto a su madre

     En seguida

La sala de procedencia de Emily, tiene un color raro, resulta un tanto cargante, no termina de ser un beige, pero tampoco se asemeja al marrón, es extraña. Hay varios doctores vestidos con batas blancas, que charlan entre ellos, a los pies de las camas de los pacientes. Todos  estos parecen estar dormidos, alguno que otro se desvela y abre los ojos por un espacio corto de tiempo. Ariel comienza a agobiarse de nuevo,  pero esta vez no es por el efecto de la Fine-Mind, no soporta estar entre enfermos, desde siempre había sentido una profunda hipocondría al estar rodeado de personas que padecieran alguna enfermedad, o que simplemente parecieran padecer algo. Sus manos comienzan a empaparse en sudor, y las refriega una y otra vez contra su pantalón.

     ¿Falta mucho para llegar a mi madre?— preguntó angustiado

     Paciencia señor Ariel—Dicho esto, Emily se paró con el grupo de doctores

Con un bolígrafo que la misma Emily les cedió, los doctores firman en una pequeña libreta que ésta misma lleva bajo el brazo, una vez que todos firman, Emily se gira y les dice con desinterés: “Burocracia, siempre burocracia”

     Allí al fondo esta la señora Rachel, junto a la ventana del lado derecho, yo voy un momento a avisar al Señor Robert, que es el encargado del caso de su madre, en seguida estará con ustedes

Ariel y Sharon se acercan cautelosamente a la cama de su madre, con el miedo de provocar una nueva reacción violenta en ella, pero ésta no se produce. Dos correas de cuero, sujetan los brazos de la Señora Rachel, y una cinta abdominal sujeta su torso cruzándolo por completo.
Sus ojos están mirando hacia la ventana, sin mirar nada fijo.

 El cabello blanquecino le cae por la parte derecha de la cara y una vía enchufada a un aparato, se asoma penetrante en su muñeca.
Sharon se acerca, y con un pañuelo, le limpia la frente y la boca, tenía restos de sudor y saliva, por la agitación de la situación en casa. Una vez acabado, tira el pañuelo a la papelera que hay a los pies de la cama y toma una de las manos de su madre, las acaricia. Ariel sin embargo se dirige hacia la ventana y le da vueltas a una pequeña ruleta justo al lado del marco, la ruleta tiene tres posiciones que permiten cambiar el tono de luz, Ariel trastea hasta dar con una mas azulada, Ariel odia los colores fuertes, le agobian a la vista.
Mientras su hermana, habiendo sacado un bote de crema hidratante del bolso, se dedica a untar las resecas y descuidadas manos de su madre, no le importa hacerlo,  sabe que su madre habría hecho lo mismo por ella, si lo hubiera necesitado. El señor Robert aparece a espaldas de Ariel con una carpeta.

     Me dijo Emily que ya habían llegado, su madre está bien, no tienen por qué preocuparse, simplemente se le está pasando el efecto de la sedación. Ha estado durmiendo todo este tiempo, dentro de poco, volverá a su actividad normal, si les parece podríamos sentarnos un momento y les explico en que va a consistir el tratamiento de la señora Rachel

     Claro—musitó un Ariel distraído y apático


Villagrán14

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