Querido almirante, tierra a la vista,
desvestidos bustos veteranos, buscan
las manos,
de buen exprimidor, cercano,
que sepa manejar tal par,
con la habilidad y precisión que se
merecen.
Y así comienza la danza de la grulla:
-Cariño ¿Sabes? Soy toda tuya.
La libido arremete contra mis pelotas,
y el ser salvaje que en mi interior
habita
retoma los versos mareados que escupe
mi boca
Ámame, bájatelas corriendo,
difícil elección, la posición,
mi erección en explosión,
házmelo intenso, juguemos al kamasutra
lento.
En fin, al fin, sexo sin fin
con o sin, contra la pared,
confidencial,
sintiendo ganas de experimentar:
Como una fiera, en la encimera, como un
animal, en el portal;
batamos un duelo en el suelo del cielo.
Y en el suelo quedan mis dudas, mis
temores,
mi éxtasis se mantiene, entre orgasmos
y temblores.
Pasión es poder, poder amarnos, mi
lema,
los muelles de la cama, el portal,
que nos lleva, entre chirridos, de
paseo por el firmamento.
Deséame.
Nota del autor: pseudo-poema perverso,
pervertido, perturbador, pernicioso, perdonadme.
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