viernes, 6 de septiembre de 2013

"6 poemas sobre Amor, o lo que sea"

"Amor, o lo que sea"

"Amor en Cuero"

Boca ansiosa, puta y asustada
Manchada y aullante
Sangrante y orgullosa.

Tus suspiros no me exaltan, pero me exhumen
Tus labios me incitan aunque no me inviten
Tus besos no me inspiran, pero me empalman.

Matas la vida entre gemidos y suplicas muerte entre dos cuerpos desnudos, con la falda por los tobillos, como el orgullo, la frente marchita y el pecado en alza.
Mi templo de carne, fruto de sangre, la ropa rasgada.
Los ojos pintados, las manos atadas y los ojos llorosos.

La verdad sin condón y los versos llenos
Las lenguas en duelo y tu ropa en tregua con mi silencio.
Obedece y enciende la luz, abre las piernas, ponme la corona y echa las cortinas del cielo.

Tu boca con náuseas, mis prisas chorreando
Tu espalda arañada y mi prosa sudando.
Y no supliques cariño, tú tienes más clase; aunque vistas de látex o grabe mi nombre en tu espalda con fusta, aunque gimas, gritas o huyas; tú, mi amor, sigues siendo una señora… Y es que tus gritos apenas callan a Beethoven.

Amordazada o boca abajo, atada o a oscuras
¿Cómo va a caber tanto cuero en una canción?

Lo mejor de pasar la noche contigo son los azotes del desayuno.
Lo mejor del dolor es el ritmo que esconde: firme, fuerte y formal.
Sensual, sumisa y señorial; me he puesto tu llanto de tono de llamada.

Y no llores, que ya me voy… Por favor, no hagas que sea al revés.
  
15/08/2013



“Amor a dieta”

Aquello era enorme, juntos nos comimos el mundo.

Juro que aquellos muslos eran flan, su espalda tenía la textura del pan frito y la boca le sabía a limón. Sus dientes de ajo y su pelo perejil; la guinda de pasar la noche con ella era compartir desayuno.

Aún recuerdo la piel de naranja, el queso de tetilla y las nueces por cascar.
Mi jugo con panceta y tus pechos con yogur
La morcilla sin pellejo, la poesía a dieta y de postre masaje cardíaco.

Sudor, salsa y lubricante.
Te amo, pese a que siempre que usábamos condones de sabores acabásemos en urgencias
Pese a cuando me susurraste “Te como…” al oído y desnuda…  resultó literal
O aquella vez que probamos la zoofilia y acabó en canibalismo.
Y es que le pese a quien le pese, te amo pese a tu peso.

Te quiero con tus orejas de cerdo, tu aliento de buey y tu papada de pavo
Tus ojos de sardina frita, tus andares de mandril y tu olor a vinagre.
¿Cuántos animales encierras? O mejor, ¿Cuántos te has comido?
Me encanta besarte y buscar con la lengua tropezones de comida.
Me encanta que a oscuras tu ombligo perdone mi mala puntería
Que te preocupes más por mis enfermedades cadiovasculares que por mi impotencia
Que encierres tantísimos sabores: dulce por arriba, salado por debajo y amargo por detrás.

Y no me preocupa tu poca flexibilidad, ya sabes que mi postura favorita es el espeto.

Si pienso en tu espalda Dios se me queda pequeño, literalmente.
Tierras blandas, pachanga flácida; cuando te desnudas me falta pan para mojar.
Sabes que por ti haría cualquier cosa, como media flexión
Iba a escribirte algo, pero usé papel cebolla y me lo comí
Traté de dibujarte pero te me salías de plano.
…Y es que aún recuerdo mis últimas palabras: “¡No, no te bebas eso, que es lubricante!”

Por favor no me dejes, recuerda aquella ilusión del principio:
Taparnos con tu ropa interior cuando nos entraba frío
Esperar que McDonalds sacara su propia marca de condones
Pedir la cuenta justo después de hacer el amor
Solicitar vacaciones para poder abrazarte
Probar la verdura…


No me dejes por favor, mis sábanas aún huelen a adobo…

17/08/2013



“Amor Yonko”

Aún recuerdo cuando vendimos a nuestro primer hijo, perdimos al segundo y olvidamos al tercero. Pero no me distraigas, hoy estás radiante, apenas tienes llagas y tu mirada me atraviesa más que la jeringa. Así que sácate un piquito, dame fuego, no me grites y luego vuelve a la esquina.

Golfa, tu nariz es más profunda que tu entrepierna pero tus besos enganchan más que la coca.
Toma un porrito, cúrate los espasmos y sigue temblando.
Ilusa, aunque escondas los dientes que se te caen bajo los cartones, lo máximo que conseguirás será atraer a alguna rata con rabia.
Sucia, cura tus pupilas de cartón, seca esas ojeras, quítate la ropa y abre la boca.
Juntos, amor para dos y unos gramitos a medias.

¡Buenos días Pakistán, te traigo vómito, humo y sangre!
Entre cartones, o en el cajero, callejón y a pelo. Guerra de huesos.
Coñac, besos e insomnio. Prometo sacarte en el telediario.
Coleccionando enfermedades como cromos recuerda que aunque se me haya olvidado tu nombre, te quiero, por eso siempre te dejo el lado bueno del cartón.

Y no me grites así, límpiate la nariz y deja de vomitar.
Cállate, cuida tu vocabulario ya que tu boca la has perdido
Éste es el trato: Por la mañana mendiga, por la tarde puta y por la noche mía.

Dime que prefieres mis besos a las limosnas, desengañarse a desengancharse.
Brindemos con tinto y juntemos las barbas
Extiende el brazo, cierra los ojos, y quiéreme.

La mirada perdida, el cuerpo torpe y la mente empañada.
No sé si es hambre, fiebre o amor, pero lo mejor de pasar la noche contigo son las drogas en el desayuno.

‘Mellá’, las modelos envidian tu delgadez, los guerreros tu resistencia y las ratas tu carne.
La noche estrellada, como el futuro, y gasto la vida contando las heridas de tu espalda. Hoy duermo sobre tu cuerpo, que apenas conserva calor. Busco un sitio entre humo y cenizas, me abro hueco entre pinchazos y heridas y llego al anclaje perfecto entre costillas.
Y bajo la lluvia me planteo, no cómo llegamos hasta aquí sino cómo saldremos.
Y me falta tabaco, salud y palabras
Me sobran robos, heridas y amigos
… Pero te tengo a ti.

Nunca lo tuve tan claro… Se empieza con la heroína y se acaba en el amor.

23/08/2012



"Amor Impar"

Pongo tus recuerdos en un mortero y a trabajar. Frente al espejo o en la cocina, mirándome el perro o espiando a la vecina. Amor a hurtadillas, te imagino de rodillas y el resto lo firma mi acné.

Amor impar, a distancia y en primer grado. “¿Cuánto me quieres?” me preguntas en mis quimeras de retrete y yo, con la mirada perdida y las manos ocupadas respondo orgulloso: “Te quiero como a la fruta, como mínimo, cinco veces al día.”

El baño es mi templo, el pestillo mi custodio y tu recuerdo mi herramienta. No te asustes, considéralo un ensayo para cuando te tenga físicamente y que lo patrocina tu mirada estancada, tus ojos de café y tu lengua de pimienta. Recopilo fotos olvidadas y entre tanto me entretengo, me entreno para el estreno jugando un tango con mis dedos.

Lo mejor de pasar la noche así es no tener que traerte el desayuno a la cama, ahorrarme el aliento mañanero y las llamadas de la pejiguera de tu madre.

Tengo callos en las manos, niebla en los ojos y sudor en los tobillos. Callado, a ritmo, no hay cigarro de después sino despojos de papel higiénico. Magnetismo inconfesable, no es delito sino delirio, y es que siempre que te echo de menos acabo tirando de la cadena.
   
3/09/2013



"Amor a Oscuras"

Prometo amarte con la suavidad de un santo y la firmeza de un hereje; tierno, como la mirada del último niño del que aprendí.
Tú pones la inocencia y yo el ritmo. Me pongo la toga y empiezo el ritual; esto no es religión, es magia. Son tierras vírgenes, benditas y sagradas que se reparten entre mis manos y desvanecen entre mis dedos. En silencio y a oscuras, donde no llegue la mirada de Dios.
Abre la boca niño, que voy a multiplicar pan, peces y pesadillas, que tengo miel y vino, tentación y milagro, oración y perdón… Considéralo mi regalo de comunión.

Pequeño, ya casi ni te muevas, mira al cuadro y no grites, nadie va a creerte hasta que no comprueben las llagas de tu cuerpo. Piel blanca que quema, cetro, oro y plegaria; cuerpo de santuario… no hay Dios que me perdone ni hombre que me pare. Cierra los ojos, hazte el ciego; llama a tus amiguitos, que hoy, soy politeísta.

Dormidito aún se suicidan las lágrimas por tus mejillas, pareces no haberlo merecido. No me culpes, ¿Desde cuándo los ángeles no son asexuados?

Y no creas que es fácil para mí, luego tengo que soportar las bromitas de la prensa, “No aborten, dénoslo a la Iglesia”, o la fama que me he ganado en el convento “Óscar el cura, a oscuras os curará”, pero yo creo que son los celos. Esos buitres carroñeros no dejan comer si no es a su manera, cuando todo el mundo sabe que ya no es la mano la que ha de ponerse firme. Resistencia dura y principios rígidos. Su violencia deja indicios, mi poesía deja estragos.

…Y Dios nos perdonará, porque para eso está ¿no? y si no, para eso está la política.
Soy inocente por orden de Santo Tomás. Por dios, entendámonos de una vez, que esto siga adelante no es cuestión de fe, es cuestión de maketing.


- Tiene unas últimas palabras
- En mi defensa he de admitir que ya aprendí a controlarme con los anteriores, ahora vivo en sacrificio en lugar de sacrilegio; no hay celibato, fui celíaco de amor. Admito mi mirada lasciva que me llevó a hundirme de tanto andar sobre las aguas.
Amor a oscuras,
Ave María, mis oraciones aún no tapan sus gritos.
Desde entonces, vivo curado de espantos y espantado de curas
Perdóname Pad…

30/08/2013


"Amor jubilado"

Ahora que nunca he vivido tanto es cuando que muero
Tantos años ya que tu espalda es ahora mi patria y tu boca mi punto de partida. Tesoro arrugado, labios bailones sin dentadura que chocan para amortiguar la muerte.

Tanto años, casi una eternidad, para no acabar de contar los surcos que van a morir a tus ojos o las arrugas que acotan tu boca de mi mirada ciega. Así que tira el bastón, deja el sonotone y las gafas, quítate la ropa y luego ayúdame a quitármela a mi también. Sincronicemos el tropiezo de las prótesis con nuestros marcapasos, acércame la pastilla azul y cambiemos de postura antes de que se me rompa la cadera.
Lo mejor de pasar la noche contigo es que me recuerdes qué pastillas debo tomar en el desayuno.

Sobró una vida para enterrar mis coordenadas en tu espalda, y faltó otra para disfrutarla.
Quiéreme con las mismas manos con las que meces a nuestros nietos, las mismas que me enamoraron de niño, forjaron como hombre y me desgastan como viejo.

Lo peor del fin es que aún no he acabado. Me quedan aún gemidos por robarte, discusiones en la cama y atracos  entre sábanas. Quizás vivir no sea suficiente, pero el fin trastoca todo: al final el corazón te lo dejas en el cardiólogo y no en la cama, uno firma testamento en lugar de poemas y uno se percata de que tanto las nanas como los réquiems inducen al sueño.
Al final el comienzo estaba trucado y el desarrollo sufría de extorsión. Y es que, para sorpresa de los vivos, el final, resulta ser siempre el final.

Epitafio: “Tantos años para darme cuenta de que mi vida no acaba aquí sino al otro lado de la cama.”

5/09/2013



Juan Íñigo Gil



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