Tan únicos como nosotros mismos
3º ParteLa finca es grande, antigua y está mal cuidada, hay multitud de rastrojos y de malas hierbas que deberían haber sido cortados hace unas cuantas primaveras, Obey y Raquel aparcan el coche al lado del Peugeot rojo que Rodry tiene aparcado en la entrada de las escaleras del porche. Un par de perros saltarines se asoman por entre las matas de hierbas y se ponen a pegar saltos en torno a las piernas de Rodry, éste con manos nerviosas intenta a toda costa, que estos no le dejen huellas en el los vaqueros, y le manchen de barro.
Llaman a la puerta, la cual tiene un llamador de bronce
antiguo, con forma de cisne con las alas abiertas.
—
Siempre que vengo a casa de Rodry, me quedo
flipada con este llamador, me transmite un misterio extraño, no sé
—
Llama anda, que tengo frío aquí afuera, se me
están quedando los huesos helados Raquel
—
Sí
Pega dos aldabonazos secos y esperan respuesta, una pequeña
melodía se empieza filtrar desde dentro, saliendo hacia el exterior con
disimulo y lentitud
—
Ho dios…
—
¿Qué?
—
Pues que me parece que rodry esta de bajón
—
¿Por qué?
—
Mira escucha, ves que se oye algo de fondo
—
Sí, ¿parece música tranquila no?
—
Sí, es jarabe de palo, siempre que Rodry está de
bajón le da por poner este tipo de cosas
—
Joder, pues haz algo, para que nos abra, porque
como tengamos que esperar a que se le quite el bajón…
—
¡Rodry! ¡Estamos aquí! , ¡ábrenos por favor!
Unos pasos torpes hacen ruido hasta la puerta de madera,
desconchada de la pintura verde que solía cubrirla
—
Joder, vaya mierda— suenan unos ruidos en la
puerta, como intentado abrir
—
¿Rodry eres tú?
—
Sí…no puedo abrir la puerta, está como atascada
—
¡Rodry joder, es tan solo tirar del cerrojo para
el lado!
—
Sí ya…pero no puedo, no tengo fuerzas,
—
¿Rodry…?
—
¿Qué?
—
¿Estás colocado?
—
A ver…colocado como tal tampoco, un poquito ido
solo
—
Joder, Rodry si es que huele a través de la
puerta y todo, bueno ábrenos ya
—
Que va, dad la vuelta y entrar por el porche de
atrás
—
¿En serio?, joder
—
Sí , coged la escalera para subir
Raquel y Obey dan la vuelta, el
porche trasero esta a metro y medio de altura, la pared esta desconchada y las
barras de la valla dejan entrever el verde oxidado de su superficie
—
¿Por qué tenemos que hacer esto cada vez que
venimos?...que perezoso es Rodry
—
Déjale Obey, ya sabes cómo es, se mete en su
mundo con el bajón y se bloquea hasta para realizar las cosas más simples
—
Sí, vale pero el ciego que lleva encima también
contribuye
—
Tú también fumas de vez en cuando, así que
tampoco puedes hablar mucho…
—
Sí, pero no me vuelvo un zombie inútil — Dijo
mientras empieza a subir por la escalera
—
Y encima mira…esta escalera esta pringada de
hierba y tierra, se me están manchando las manos
—
Que delicadito eres hijo…venga sube ya, que hace
seis grados aquí fuera
Una vez en el porche,
abrieron la puerta de la cocina, y dentro, comprobaron cómo Rodry se había
pasado los últimos tres días comiendo y ensuciando platos, los cuales se
encuentran apilados en el fregadero, el suelo de la cocina tiene algún que otro
manchurrón de tomate, y alguna que otra pelusa, Raquel abre la puerta que
conecta la cocina con el salón y un bufo concentrado asalta a sus ojos y su
nariz.
—
Rodry… tienes la cocina echa un asco,
—
¿Qué?
—
Que tienes la cocina echa un asco…¿Cuántos días
llevas sin fregar?
—
No se…Nuria estaba aquí hace tres días y se
marcho a…
—
Vale sí, vamos que no limpias desde que Nuria se
ha ido, eres un puto desastre
—
«Hace días que te observo, y he contado con los
dedos» —Canta Rodry
—
¿Rodry podrías dejar de cantar y escuchar algo
de lo que te digo?
—
Mira…¿yo no te he jodido verdad Raquel?, pues
déjame en paz, has venido al campo para no estar sola en casa, cállate y relájate, no te conviertas en mamá ¿quieres?
—
No es cuestión de mamá, es cuestión de que soy
tu hermana mayor y que por muchos veinticuatro años que tengas…yo tengo
veintisiete, y soy tu hermana mayor, si veo que algo no está bien, lo mínimo
será que te lo haga ver
—
Vale…y ¿Por qué lo que tú creas que está mal,
tiene que ser lo que realmente está mal?
—
Mira Rodry es que no se puede contigo, de verdad…eres
un caso
—
Joder Raquel…
—
¿Qué? Te digo la verdad
—
No, no es eso, Raquel…mira, ya sabes que ésta es
mi casa, pero también es la tuya, somos hermanos Raquel, aquí siempre vas a
tener un hueco cada vez que lo necesites…
—
¿A qué viene eso?
—
Pues…pues para que no pienses que no me importa
lo que me dices
—
Bueno, vale y entonces ¿Qué te ocurre?
—
Pues, que con la tontería de los años y las
discusión, me acabas de crear otra vez esa sensación extraña de lo rápido que
pasa el tiempo…es una mierda, ya tengo veinticuatro años y veintisiete…joder, en
tres años tienes treinta, ¿No te parece que fue ayer cuando tenías catorce años
y todavía jugabas con muñeca?...! Qué asco! Que sensación de oxido…de desgaste,
se nos consume la vida
—
Rodry ya, he pillado lo que quieres decir, deja
ya de rallarte la cabeza, el paso del tiempo es inevitable
—
Sí ya…lo que tu digas
La puerta de la cocina se abre y aparece Obey con una
cerveza en la mano
—
Hola Rodry, te he cogido una cerveza del
frigorífico
—
Coge las que quieras, no te preocupes, ahora
iremos a comprar más antes de que lleguen Marcos y Laura
—
¿Van a venir?—preguntó sorprendida Raquel
—
Sí, les he dicho que pasen la noche aquí también
—
¿Y cómo se supone que vamos a dormir?
—
No se…después lo vemos
—
Lo que tu veas...Obey por cierto ¿Porqué te has
quedado en la cocina?
—
Pues, porque no quería estar en medio de
vuestras cosas…
—
Joder, Rodry si ya sabes cómo se pone mi hermana
cada vez que viene, parece que no la conozcas
—
En fin, voy a fumarme un cigarro fuera par de
colgaos— se marcha hacia el puerta principal y abre el cerrojo a la primera,
dando un violento cerrojazo
—
¿Has podido abrir?— preguntó desde lejos Rodry
—
Claro, el problema es tuyo, que tienes demasiado
humo alrededor— Acto seguido salió a la entrada
—
Obey siéntate coño, parece que te sientas
extraño o algo aquí, no te preocupes por mi hermana, ella es así
—
Ya, lo sé»—se
recostó en un sillón, acomodando los pies sobre uno de sus brazos
La chimenea chispea brasas y Obey estira las manos para
calentarse.
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